Los triglicéridos son una clase de lípidos que se forman por una molécula de glicerina. También conocidos como triacilgliceroles o triacilglicéridos, los triglicéridos forman parte de las grasas.
La síntesis de los triglicéridos se realiza en el retículo endoplasmático de la mayoría de las células del organismo. El proceso es más activo, sin embargo, en el hígado
(especialmente en los hepatocitos) y en el tejido adiposo. Dicha
síntesis suele estar relacionada a la acción de segregar lipoproteínas
de muy baja densidad.
El acaparamiento de triglicéridos en el hígado es patológico y se conoce como hígado graso o esteatosis hepática. El tejido adiposo, en cambio, acumula energía a través de los triglicéridos. Cuando dicho acaparamiento se vuelve patológico, se producen irregularidades metabólicas y se desarrolla la obesidad.
La edad es un valor que, sin duda alguna, influye notablemente en el nivel de triglicéridos que posee una persona. No obstante, se establece que el nivel normal de este tipo de grasa debe estar en 150 mg/dL aunque ciertamente también ha quedado claramente determinado que cualquier individuo que sufra problemas cardíacos debe contar con un nivel de 100 mg/dL.
El incremento en el nivel de los triglicéridos que se hallan en la sangre, por otra parte, se conoce como hipertrigliceridemia. Este trastorno aumenta las posibilidades de sufrir un problema cardiovascular. La afección, de todos modos, no está necesariamente vinculada a los niveles de colesterol, ya que puede desarrollarse por conductas alimentarias poco saludables o por razones genéticas.
Más exactamente, entre las causas más frecuentes que pueden dar lugar a que alguien tenga unos niveles demasiado elevados de esta citada clase de lípidos se encuentran las siguientes: un consumo excesivo de calorías, el sobrepeso, la propia herencia familiar, el consumo de ciertos medicamentos como los anticonceptivos o los diuréticos, y enfermedades tales como la diabetes o el hipotiroidismo.
Quien se encuentre, por tanto, con el hecho de que tiene un nivel de triglicéridos que supera los valores normales citados es importante que lleve a cabo un tratamiento médico, que será establecido por el profesional sanitario pertinente, y también que desarrolle una serie de cambios en su vida.
En concreto entre estos últimos estaría el acometer el adelgazamiento, el controlar su dieta alimentaria para reducir de manera palpable lo que es la ingesta de azúcares y carbohidratos, el disminuir igualmente lo que es la toma de productos con grasa saturada o total, y el eliminar o reducir al menos lo que es el consumo de alcohol.
De esta manera, realizando todos estos pasos, se conseguirá que
disminuyen los niveles de triglicéridos pues en caso contrario se pueden
sufrir diversas enfermedades de gravedad: ateroesclerosis, isquemia,
infarto de miocardio…
Los triglicéridos cumplen con diversas funciones en el organismo. Se trata de la reserva de energía más importante en un animal (acumulándose en forma grasa) o en una planta (como aceite), generan calor metabólico y actúan como aislante térmico (lo cual es particularmente importante en animales como los osos polares).
En el caso de los seres humanos, los triglicéridos son transportados a través de las lipoproteínas (que los llevan desde el intestino hasta el hígado, y luego los distribuyen a las demás células del organismo), la albúmina sérica y los cuerpos cetónicos.
El acaparamiento de triglicéridos en el hígado es patológico y se conoce como hígado graso o esteatosis hepática. El tejido adiposo, en cambio, acumula energía a través de los triglicéridos. Cuando dicho acaparamiento se vuelve patológico, se producen irregularidades metabólicas y se desarrolla la obesidad.
La edad es un valor que, sin duda alguna, influye notablemente en el nivel de triglicéridos que posee una persona. No obstante, se establece que el nivel normal de este tipo de grasa debe estar en 150 mg/dL aunque ciertamente también ha quedado claramente determinado que cualquier individuo que sufra problemas cardíacos debe contar con un nivel de 100 mg/dL.
El incremento en el nivel de los triglicéridos que se hallan en la sangre, por otra parte, se conoce como hipertrigliceridemia. Este trastorno aumenta las posibilidades de sufrir un problema cardiovascular. La afección, de todos modos, no está necesariamente vinculada a los niveles de colesterol, ya que puede desarrollarse por conductas alimentarias poco saludables o por razones genéticas.
Más exactamente, entre las causas más frecuentes que pueden dar lugar a que alguien tenga unos niveles demasiado elevados de esta citada clase de lípidos se encuentran las siguientes: un consumo excesivo de calorías, el sobrepeso, la propia herencia familiar, el consumo de ciertos medicamentos como los anticonceptivos o los diuréticos, y enfermedades tales como la diabetes o el hipotiroidismo.
Quien se encuentre, por tanto, con el hecho de que tiene un nivel de triglicéridos que supera los valores normales citados es importante que lleve a cabo un tratamiento médico, que será establecido por el profesional sanitario pertinente, y también que desarrolle una serie de cambios en su vida.
En concreto entre estos últimos estaría el acometer el adelgazamiento, el controlar su dieta alimentaria para reducir de manera palpable lo que es la ingesta de azúcares y carbohidratos, el disminuir igualmente lo que es la toma de productos con grasa saturada o total, y el eliminar o reducir al menos lo que es el consumo de alcohol.
Los triglicéridos cumplen con diversas funciones en el organismo. Se trata de la reserva de energía más importante en un animal (acumulándose en forma grasa) o en una planta (como aceite), generan calor metabólico y actúan como aislante térmico (lo cual es particularmente importante en animales como los osos polares).
En el caso de los seres humanos, los triglicéridos son transportados a través de las lipoproteínas (que los llevan desde el intestino hasta el hígado, y luego los distribuyen a las demás células del organismo), la albúmina sérica y los cuerpos cetónicos.
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